sábado, noviembre 10

Cuando era más pequeña y aún creía en la perfección con fe y convencimiento, solía pensar que bastaba con conocer, o reconocer,  el problema para dar con la solución. Bueno, en realidad era bastante teórica por entonces. Un buen día, entre desilusión y aceptación, asumí una máxima basada únicamente en la ejecución de la teoría; la práctica. Y empecé a discernir entre posibilidad y todo aquello que se almacena en una hemisferio imaginario de nuestra mente y que se renueva con cada decepción; lo que anhelamos, pretendemos o soñamos.Y no siempre se torna realidad, muy a nuestro pesar. Si me preguntan con quince años cómo imaginaba mi mundo a los veintidós, pongo la mano en el fuego de que sería prácticamente una antítesis de lo que, a día de hoy, me acontece. Persigo el mismo sueño, he de decir. Conozco la felicidad, también, pero soy una Ana muy radical, algo abstracta y muy metódica. Tengo tantos sueños por cumplir que a veces agoto mis fuerzas por vivirlos despierta, continuándolos en la vigilia para darles más veracidad, saboreando con los ojos abiertos las ganas de todo ello. Y así son mis descansos entre apuntes, poniendo orden a este ímpetu que no cesa. Algún día, cuando consiga mi objetivo number one, creeré con mas intensidad en todo lo que os cuento. Confío tanto en mi que no hay más opciones. Más allá de lo académico, mi corazón bien, gracias. 
Feliz sábado.


pd: instagram: asanpa // twitter: anasanchez02