Finaliza un día de contrastes. La combinación azul marino y rosa pastel me resulta demasiado agradable, ¿no os lo había dicho nunca?
He vuelto a vestir la cama de verde, por aquello de cambiar de look cuando las cosas no pintan todo lo bien que una quisiera y la repulsión aparece casi como un proceso inminente. Una cosa tengo clara; el verde ya no es mi color favorito y ya puedo oler la pintura... Sí, sí.
Os hablaría acerca de mis propósitos pero quiero dormir tranquila. No va más, hasta mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario